Durante la semana hemos gozado de un tiempo excelso según los locales: días soleados y frescos. Justo con el cambio de hora las nubes se han dejado notar. El día de hoy ha estado encapotado y algunas gotas se han dejado caer.
Volviendo a casa he divisado la pancarta que informa del mercado ecológico semanal con el eslógan Biologisch. Natuurlijk goed! (Orgánico. Bueno, ¡naturalmente!). El sábado pasado ya tuve mis reiteradas pruebas de la palabra natuurlijk que bien puede significar "por supuesto" como "naturalmente", que en este caso enfatiza más el objetivo de la frase. En este caso juegan Es interesante la cantidad y variedad de mercados que hay a lo largo del mes en Stationstraat. Es verdad que todavía no he hablado de los que suceden en la plaza Markt (mercado) y que deben ser más grandes y posiblemente más variados.
Hay pocas tiendas en este pequeño mercado con productos vegetales, panes y bollería y hasta un estante con quesos. No me he podido resistir a comprar queso. Soy un gran apasionado de los producto lácteos y he acabado comprando un queso de vaca de unos 8 meses (hecho en Abril del 2010).
Esto me lleva a comentar una anécdota que iba a relatar esta semana que sucedió no muy lejos de donde he realizado la compra ecológica. En el supermercado de siempre hay una sección de quesos en la que hay gran variedad tanto ya envasado como en su formato original y que requiere de un cuchillo de gran tamaño. Básicamente lo que yo conocía de los quesos holandeses se puede resumir en dos palabras: queso bola y queso barra. Vaya, que la indústria quesera holandesa versa más sobre el producto de origen vacuno y eminentemente tierno y graso y a veces un poco insulso para personas aguerridas a sabores extremos como yo.
Pues sin tener conocimiento alguno del neerlandés me lancé a los productos envasados que normalmente vienen como zonder korst (sin corteza). Había diferentes nombres tales como Goudse (Gouda), Zaanlander (similar al Gouda y Edam que se vende en Albert Heijn) o Beemsterkaas. Todos parecen ser más o menos iguales aunque unas etiquetas los diferencian como Belegen o Jong Belegen. Entendiendo que Belegen significaba curado y que Jong se parece al vocablo inglés Young o al germánico Jung la distinción era clara: Belegen significa curado y Jong Belegen (semi-curado).
Pero ya os imagináis que aprender un idioma y una cultura nuevas no es fácil y siempre hay retos que acechan al ingenio. Cerca de la denominación de la curación del queso hay una cifra. En el caso presente era un enigmático 48+. Incrédulo pensaba haberme transportado al olimpo de los quesos con maduraciones más allá de dos años. Aún así tenía un cortocircuito mental por tener un queso con más de dos años de maduración y que a la vez se ofertaba como joven y que a la vez tenía el mismo rango de maduración que el curado ....
Os podéis imaginer que adquirí sendas muestras para su degustación casera. Sorpresa mayúscula al no encontrar severas diferencias entre ambos sino más bien una sequedad más acuciante en el maduro.
Mis desastres a la hora de entender la cultura y el idioma se ventilan con los compañeros de trabajo. En este caso me había vuelto a equivocar en mi razonamiento metódico español. El etiquetaje de los quesos era correcto y verídico aunque mi interpretación distaba en mucho de la realidad. El 48+ se refiere a la cantidad de materia grasa en procentaje que el queso tiene. Por ello ambos dos tenían el mismo valor. Una vez aprendida la lección es fácil darse cuenta que a veces cuenta más ese dato que el nombre del queso o los ingredientes que tiene.
Mi placer con los quesos es incuantificable e insignificantes la numerología asociada aunque tendré que poner coto a su consumo habitual por sus repercusiones metabólicas en mi ser.