dimarts, 3 d’abril del 2012

Alargando la vida

Viviendo casi a la misma altura que Calgary o Alberta, uno puede presumir de contar con grandes cambios estacionales. La verdad es que hace bien poco los estanques eran pistas de patinaje para niños y adultos y ahora reflejan el cortejo amoroso de los estudiantes internacionales.

En la búsqueda de un nuevo piso en el que cobijarme una de las premisas aparte de estar en un sitio más bien silnecioso y cercano al centro era que una miaja de rayo solar se colara por las ventanas a lo largo del día.

Como buen escutlta, al emplazar los pisos los contrastaba con mi brújula mental para situar fachadas y puntos cardinales. Maastricht es una ciudad que se vertebra en un eje Norte-Sur que traza el río. Así pues, teniéndolo en mente uno puede llegar a presuponer si el ventanuco del retrete orea a Bélgica o a Alemania. Digo que uno debe hacer el ejercicio ya que escasean los días soleados y la espesa capa de nubes plúmbeas difuminan todo rastro solar.

El piso en el que vivo tiene ventanas orientadas a Este-Nor-Este y Oeste-Sur-Oeste para ser redichos. Poco me podía imaginar que a mediados de invierno el sol se colara por los vidrios a primeras horas de la mañana. El sol se desperezaba cabizbajo y con mortecina intensidad. Adormilado se despedía por mi dormitorio.

En España estaba acostumbrado a que el sol en invierno tuviera una altura mucho menor que en el apogeo del verano pero no me llegaba a imaginar que los pocos 10 grados de latitud significaran también un radical cambio en el orto y ocaso solar. 





Hoy el sol ha salido a 80 grados Este y se pone a 280 Oeste.  Mirando los puntos cardinales y teniendo en cuenta como referencia el azimut, se aprecia que E son 90 grados y, por lo tanto, 80 está camino de ENE. De la misma manera, 280 supera el Oeste en dirección a ONO. Los valores para Barcelona para hoy son 82 y 282 grados respectivamente con lo que el tránsito solar es ya mayor en Maastricht.

Los valores para el primero de Enero de este año han sido 127 y 233 grados que suponía un orto entre ESE-SE y un ocaso entre SO-OSO. Quizás no sea tanto el hecho de que el sol derive mucho más en estas latitudes sino que al convivir en una ciudad de poca altura, la trayectoria del astro rey se vislumbra con mayor facilidad.

En poco el día entero estará inundado de sol y será entonces cuando me quejaré de soasarme.




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