dimarts, 5 d’abril del 2011

Corriendo bajo la lluvia primaveral

El sol del domingo se ha ido de vacaciones a España porque desde entonces sólo se ha visto dicho astro en los mapas meteorológicos a nivel europeo y bien lejos de la ciudad donde resido. Motregen (a falta de traducción para xirimiri, me remito a llovizna) es lo que hemos tenido estos días inclusive hoy.

Eso no me ha amedrentado para salir al trote de nuevo por los pastos y bosques de Sint Pietersberg. Hoy no me dolían las rodillas y me sentía lleno de energía para combatir a la naturaleza. Es gustoso correr en silencio y percibir el ligero abrazo aquoso que reduce tu temperatura corporal que aumentas de forma considerable al llevarlo a un buen esfuerzo físico. El suelo era blando y se moldeaba de forma escurridiza bajo mi impresión atlética. Todo ello es bonito hasta que corres varios kilómetros y te das cuenta que empiezan a haber rozaduras en ... ¡los pezones! Aunque sea un hombre, mis pechos también son sensibles y al tener las camisetas mojadas y tener una fricción constante, pues la piel se resiente. Es comú el tratamiento preventivo con vaselina para medias maratones o carreras de mayor recorrido. No era mi caso y por suerte la cosa no ha ido más que una molestia.

La ruta de hoy ha consistido en un recorrido exigente, almenos para mí, basado en superar desniveles tanto en ascenso como en descenso pasando de nuevo por la cementera. Así pues he estado subiendo y bajando laderas por caminos con gran motivación.

Cuando ya me estaba acercando al hogar el hambre ha empezado a achechar. Tengamos en cuenta que he comido sobre las 12 y he llegado a las 19:30 después de correr casi una hora y media. Al final hoy he hecho 15 kilómetros y me dispongo a leer la edición del domingo de EL PAÍS que me he comprado hoy.


Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada