divendres, 15 d’abril del 2011

Mercado de todo tipo

Las oficinas del Gemeente Maastricht están cerca de la plaza Markt. Los miércoles y viernes hay un weekmarket (mercado semanal) allí que ocupa la totalidad de la esplanada y que tiene todo tipo de artículos en comparación con las ediciones diarias de plantas y comidas (con unas 20 paradas en comparación con las 200 del miércoles o las casi 400 del viernes).

Como el mercado en tiempos medievales, habia gente por todas partes, paradas con reclamos de todo tipo y productos variopintos para satisfacer casi cualquier necesidad. Lo primero que he podido observar es que la temporada de los verse asperges (espárragos frescos) ha empezado. En ristra se alinean centenares (sino miles) de ejemplares blanquecinos e idénticos para ser devorados por hordes vegetarianas. No son como los que cazamos en frondosos bosques que más se asemejan a una mustia hebra verde. Tendré que investigar el origen de dicho producto ya que no sería de extrañar que venga de tierras lejanas como se hace con los 'cojonudos'.



Y de allí pues a las frutas cítricas (de procedencia patria) y de frutas tropicales. Demostraciones de corte (y confección) de verduras al instante tipo teletienda pero en vivo y en directo. Tan real que al pasar cerca del estand, la cebolla me ha atacado las córneas después de morir despedazada a cuadros regulares.

Cerca de allí estaban las tiendas de repostería que tanto faltan en los mercados españoles. Decenas de variedades de bollería dulce seguida de panes de formas, colores y sabores  a discreción y rematado por las tradicionales wafles (gofres).




Y por si el inicio de la temporada de los espárragos no era suficiente, los huevos de pascua coloreados también tienen su cabida estacional en las paradas.



Y entremedio, pues unq quesería cerca de una tienda de botones y cremalleras con unas tiras de hombreras (¿eso no era de los 80?) y cinturones mil.

 






Los exigentes en la cocina pero no interesados en los productos en sí ni en los utensilios pueden decantarse en los relucientes hornillos dorados para poder fascinar a los vecinos en las visitas intempestivas que siempre nos regalan.


 Y para celebrar la supervivencia a tal descontrol consumista, uno puede saborear un buen cigarro.


Interesante la web de los mercados en la que se pueden ver las diferentes ediciones y sus localizaciones. Los que me conocen sabrán que intentaré resistirme a los Rommel- en vlooienmarkten (mercados de las pulgas).

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