divendres, 6 de maig del 2011

Amor en tiempos benignos

Cuando el buen tiempo anima la cara de la gente, se juntan las dos mayores pasiones que más simbolizan e identifican a los holandeses. El amor por el desplazamiento sobre dos ruedas con impulso mecánico humano y el amor por la merecida recompensa por tal esfuerzo con una cerveza. O varias. Digamos que quizás la medida en Holanda no son las unidades sino las docenas.

Así pues no sorprende a ningún transehunte la situación de equilibrista circense que a la vez controla la dirección y destino de la bicicleta y la estabilidad de la caja repleta de cervezas.




Luego dicen que los chinos son expertos ciclistas pero creo que los holandeses también una simbiosis perfecta con el vehículo.

¡Por fin es viernes!

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